Se trata de un viajero que llegó desde El Salvador. Este caso de miasis, provocada por larvas de mosca que se alimentan de carne viva, volvió a registrarse luego de ser erradicada en los años 60.
El hallazgo de un parásito carnívoro en un paciente que viajó desde El Salvador encendió alertas sanitarias, aunque las autoridades confirmaron que el riesgo para la población general es muy bajo.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS) informó que, por primera vez en muchos años, se detectó un caso humano de gusano barrenador en su territorio.
¿Qué es el gusano “come carne” y cómo llegó a Estados Unidos?
El episodio se confirmó en Maryland a principios de agosto y tuvo como protagonista a un paciente que había regresado recientemente de un viaje a El Salvador, país que enfrenta un brote activo de este parásito.
La noticia, difundida por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y confirmada también por la Secretaría de Salud estatal, sorprendió a la comunidad científica.
No se trató solo de un episodio aislado en un viajero, sino de la reaparición de una enfermedad que Estados Unidos había logrado erradicar hace décadas. La miasis, provocada por larvas de mosca que se alimentan de carne viva, volvió a instalarse en la agenda sanitaria nacional.
Emily G. Hilliard, portavoz del HHS, afirmó en un comunicado que “este es el primer caso humano de miasis causada por el gusano barrenador del Nuevo Mundo (infestación parasitaria de larvas de mosca) asociada a viajes desde un país afectado por un brote, identificado en Estados Unidos”.
La precisión no es menor, porque remite a un parásito específico: la Cochliomyia hominivorax, conocida como gusano barrenador del ganado del Nuevo Mundo, que se distingue de la especie africana y asiática.
El paciente recibió atención médica inmediata y logró recuperarse sin complicaciones posteriores. Andrew Nixon, vocero del HHS, remarcó que “el riesgo para la salud pública en Estados Unidos por esta introducción es muy bajo”. La afirmación buscó transmitir tranquilidad y recalcar que no se detectaron nuevos contagios en el país ni casos asociados en animales domésticos o silvestres.
El impacto de la noticia, sin embargo, fue considerable. Por un lado, porque reveló que las fronteras sanitarias no son impermeables frente a parásitos endémicos de regiones tropicales. Por otro, porque recordó la amenaza económica que el gusano barrenador representa para la ganadería, una de las industrias más valiosas de Estados Unidos.
El parásito que agujerea la carne viva
La biología del gusano barrenador explica tanto el temor que despierta como la dificultad de erradicarlo. Se trata de la larva de una mosca parásita que deposita sus huevos en heridas abiertas o mucosas de cualquier animal de sangre caliente. Una vez que los huevos eclosionan, emergen larvas blancas provistas de piezas bucales que les permiten excavar y alimentarse de tejido vivo.
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Este proceso, conocido como miasis, provoca dolor, inflamación, fiebre y secreción sanguinolenta. En fases avanzadas, las lesiones se amplían y pueden derivar en complicaciones sistémicas e incluso en la muerte del hospedador.
En animales de cría, como bovinos, ovinos y caprinos, el gusano barrenador representa un problema económico serio. Una infestación puede extenderse con rapidez en rebaños enteros y generar pérdidas millonarias.
¿Cómo se trata la miasis causada por el gusano “come carne” en personas?
En personas, aunque los casos son mucho menos comunes, la gravedad radica en la velocidad con la que las larvas destruyen los tejidos blandos. Por eso, un diagnóstico temprano y una intervención rápida resultan determinantes para la recuperación.
El caso registrado en Maryland permitió mostrar que, con atención médica adecuada, el pronóstico puede ser favorable. Según la Secretaría de Salud de ese estado, “el paciente recibió atención especializada y respondió favorablemente al tratamiento”. La eliminación de las larvas suele requerir procedimientos quirúrgicos menores, acompañados por antibióticos para prevenir infecciones secundarias. Cuando la intervención se concreta en las primeras etapas, la recuperación suele ser completa.
El Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA) advirtió que “el control del gusano barrenador requiere vigilancia permanente y la colaboración de servicios veterinarios y de salud pública”. Esta recomendación refleja una realidad conocida en países de Centroamérica, donde los brotes en ganado son recurrentes y demandan campañas continuas de control.